Por: Dra. Graciela Lecireth Meza Lovón, profesora del Departamento de Ciencia de la Computación de la Universidad Católica San Pablo.
Especialista en Inteligencia Artificial.
Es innegable que el incremento en el uso de Tecnologías de Información y Comunicación ha generado cambios importantes en la sociedad. Esta revolución digital ha mejorado la calidad de vida de los ciudadanos y ha permitido que las actividades cotidianas se simplifiquen considerablemente. Sin embargo, no todos están invitados a este nuevo ecosistema. Los excluidos son los de siempre y como siempre pierden. Lo hacen al no acceder a una educación equitativa y de calidad, al desarrollo económico o a mejores oportunidades de trabajo. En fin, quedan aislados del progreso.
Con el estallido de la pandemia de la COVID-19, la enorme brecha digital en el Perú se ha evidenciado aún más. Por poner un ejemplo, se recurrió a la educación virtual ante el cierre masivo de los colegios para evitar la propagación del virus. La brecha no tardó en golpearnos en la cara. Solo el 5,9% de los hogares de áreas rurales tuvieron acceso a Internet al término del primer trimestre del 2020 y cerca de 300 000 alumnos desertaron de la educación básica en el 2020.
El panorama es complicado. Si bien las iniciativas del gobierno son esenciales para reducir la brecha digital, estas no pueden limitarse a remedios paliativos que solo mitiguen los problemas inmediatos provocados por el Coronavirus. De hacerse así, solo serán acciones ineficaces.
El programa “Aprendo en casa”, desarrollado por el Ministerio de Educación para ofrecer el servicio educativo a distancia durante la pandemia, no tuvo resultados satisfactorios. Según la Contraloría, el 72% de los estudiantes señalaron que las fallas en el servicio de internet fueron la causa principal del no acceso a sus clases. ¿Alguien dudaba que el programa fallaría considerando que, según el INEI, solo el 40,1% de los hogares del país tuvieron acceso a Internet en el primer trimestre del 2020?
Recién en febrero de este año, el Ministerio de Transporte y Comunicaciones aprobó el plan “Todos Conectados”, que busca instalar internet satelital en localidades aisladas de la selva y wifi gratuito en zonas rurales. ¿Es que primero nos colocamos los zapatos y luego los calcetines? Esta medida tendría que haberse tomado mínimamente a la par del programa “Aprendo en Casa”. Por otra parte, ¿sabrá el Gobierno que esta medida, aunque paliativa, no es sostenible, ya que el servicio de internet satelital es mucho más costoso y menos veloz que las opciones cableadas?
Esta situación hace indispensable la creación de un Ministerio de Tecnologías de Información que esté integrado por especialistas que entiendan que el problema es multidimensional y que por ende debe ser abordado holísticamente. Se deben evaluar costos, infraestructura, carencias de información, capacitación para así poder definir planes a corto, mediano y largo plazo. ¿Será esto posible en este Gobierno o tendremos que esperar a la próxima pandemia? Ojalá y no.
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