La Escuela de Posgrado de la Universidad Católica San Pablo incluirá cursos de ética en todos sus programas desde 2023. El objetivo es profundizar esta enseñanza para formar profesionales con valores y principios más sólidos.
La ética parece importar poco en estos tiempos. Se alude a ella constantemente cuando se experimenta su ausencia o su evidente negación, pero normalmente se obra más por intereses económicos o de poder que por principios o valores. La corrupción parece normalizarse en nuestro país y a la sociedad no le importa.
Ante esta situación, la Universidad Católica San Pablo (UCSP) propone reforzar la enseñanza de ética en sus programas de especialización para formar profesionales confiables cuyo aporte a la sociedad genere una cultura de principios éticos sólidos y no solo de intereses individuales.
La propuesta de la san pablo: del MOOC a la plataforma
El asesor de Humanidades de la Escuela de Posgrado de la San Pablo, Dr. José Manuel Rodríguez Canales, explicó que la propuesta es implementar un MOOC (cursos abiertos en línea) que, con los diversos aportes que vayan surgiendo en los mismos profesionales, se vaya convirtiendo en una plataforma de cursos de ética.
Esta plataforma será transversal a todos los programas de posgrado de la universidad desde el 2023 y se brinda como un valor agregado fundamental de la oferta académica de la UCSP.
“Ya existe el curso de ética en los PED (Programas de Especialización y Desarrollo), y en las diversas maestrías aparecen cursos de fundamentos de las distintas especialidades, pero queremos unificar este tema de ética profesional desde la perspectiva de la persona humana propia de la identidad de la San Pablo”, precisó Rodríguez.
El objetivo es que este MOOC se convierta en un “curso madre de otros cursos e iniciativas académicas o sociales” y sea un sello de la Escuela de Postgrado, de tal manera que se genere un movimiento ético dentro de la San Pablo y se proyecte a la sociedad.
La ética como ejercicio de la profesión
Con esta propuesta, la enseñanza de ética se fortalecerá y profundizará más en los programas de posgrado de la universidad.
“La idea es plantear la ética como una necesidad de la profesión, no como un añadido o aspecto deseable o supuesto. Básicamente lo que el curso contiene es la idea de que la ética es la salud de la conducta humana. La medida de esta salud es la justicia que es la virtud de darle a cada uno lo que le corresponde”, indicó.
Acotó que para lograrlo, es indispensable entender qué significa ser persona: una identidad única e irrepetible que se realiza en relación con los demás. Este ejercicio de la justicia supone por ello, la reflexión sobre los escenarios concretos en los que estamos llamados a vivirla: la familia y la sociedad. En el primero se desarrollan entre otros, el tema de la relación conyugal y la crianza de hijos; en el segundo, el asunto del trabajo, especialmente la profesión, y la responsabilidad que tenemos para con la sociedad entera. Ese es básicamente el arco del desarrollo que tiene el curso.
En este proceso de aprendizaje los profesionales comprenderán el crucial rol de la ética en sus centros de trabajo o estudios. “El fortalecimiento va en la línea de una comprensión más clara de la importancia que tiene la ética en el ejercicio de la profesión”, señaló.
La teoría es lo más práctico
Los conocimientos teóricos de ética se apoyarán en casos que eleven el debate en las aulas de la San Pablo.
“En la ética lo más práctico es una buena teoría. Quien conoce los principios, tiene la responsabilidad de aplicarlos; y con la responsabilidad, la motivación intrínseca y trascendente. Por esta razón, lo que intentamos es crear espacios de formación que brinden a los participantes la oportunidad de experimentar la necesidad de la ética en la profesión”, indicó.
Para ello, desarrollaremos casuística, dilemas éticos, diálogos, lecturas, etc. La idea es que, mediante la comprensión de los principios éticos inmutables y diversos recursos prácticos, se pueda formar a la persona en la habilidad de ver cómo toma decisiones y por qué razones. Esas razones, son los principios de la acción, es decir, los principios éticos.
Un profesional confiable
Rodríguez consideró también que un profesional capacitado en ética se convertirá de forma natural en un trabajador más confiable y de esta manera elevará su competitividad en el mercado laboral.
Más allá de la mejora personal, el profesional formado en principios éticos, lo primero que va lograr es la confiabilidad porque el tema de la ética produce necesariamente eso, que uno pueda confiar, que se amplíe el círculo de confianza que facilita toda gestión en las organizaciones.
“Una persona que tiene principios, que tiene valores, que los practica, en cualquier trabajo es confiable, y por lo tanto puede acceder a una mayor empleabilidad, y crecer en su valoración como profesional, aumentando sus oportunidades. Obviamente la ética no se valora por eso, pero también es bastante lógico que una persona confiable sea una persona más contratable”, concluyó.
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