Además de políticas de mediano y largo plazo se debe promover el emprendimiento e innovación tecnológica
Los tiempos actuales obligan a reformular el concepto de desarrollo. Ya no se trata solo de impulsar el crecimiento económico y de reducir las inequidades sociales, sino de asegurar la sostenibilidad de la sociedad en su conjunto. En esa perspectiva, ahora la meta es promover ciudades sostenibles y en el caso de Arequipa, ¿cómo vamos?
En opinión del director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Católica San Pablo, Eber Huanca, si bien estamos un poco lejos de convertir a Arequipa en una ciudad sostenible, están claros los mecanismos en los que hay que trabajar para lograrlo.
“Es urgente fomentar el emprendimiento y la innovación sostenible en la región, y esa labor recae directamente en el Gobierno regional de Arequipa. Además, se requiere de un proyecto de región o ciudad con políticas a seguir en el mediano y largo plazo, que trasciendan las gestiones para las que son elegidas las autoridades”, detalla.
De lo que se trata, es de ser parte de esa tendencia mundial para optimizar el uso de los recursos naturales, energéticos, tecnológicos e incluso, las actividades humanas, para sostener el desarrollo económico y social.
En el campo del emprendimiento, el especialista sostiene que debe dejarse atrás esa práctica de solo buscar una oportunidad de ingreso para resolver la necesidad inmediata y sin mayor planificación que garantice su vigencia en el tiempo, lo cual abunda en el país. “Hay que pasar a una economía creativa, que genere emprendimientos con tecnología e innovación. Es decir, hacer del conocimiento un sistema económico. Eso ya se practica en otras ciudades de Asia, donde el emprendimiento personal ha incorporado estas herramientas para marcar la diferencia”, explica.
En el caso de Arequipa, que mantiene una dependencia económica del sector minero, debería orientar los recursos que genera este rubro en el desarrollo de innovación tecnológica, para impulsar otras actividades económicas como la agricultura, agroindustria, textiles e incluso, atender urgencias coyunturales.
“La minería generó muchos recursos, pero, ¿cuánto influyó en el desarrollo nacional y regional, si se mantienen las condiciones de pobreza y hasta el analfabetismo? La pandemia nos mostró que no somos nada sostenibles como país, no pudimos fabricar ventiladores mecánicos ni producir oxígeno de forma rápida”, reflexiona.
Cambio cultural
Otro aspecto en el que se debe trabajar, es en el cambio cultural. Incorporar el concepto de sostenibilidad implica modificar los estilos de vida y la forma de proveernos de alimentos, energía, etc., así como crear sistemas económicos útiles para nuestra subsistencia.
En Arequipa, aún con la capacidad limitada que tenemos para convertirnos en una ciudad sostenible, la tecnología y la innovación se convierten en herramientas importantes, no solo para optimizar la producción industrial, sino para mejorar las condiciones de vida de las personas.
En este sentido, por ejemplo, hay que dejar de lado el temor a la vacuna contra el COVID-19, que es una manifestación de la innovación científica al servicio del ser humano.
De igual forma, las autoridades deberían intervenir para que la población asuma la cultura de innovación y emprendimiento sin generar contaminación, y a través de un consumo racional de los recursos naturales y los bienes producidos.
Rol de la academia
En cuanto a la labor de las universidades, Eber Huanca, considera que no resulta suficiente la formación técnica o tecnologizada de los futuros profesionales, si no tienen claro la utilidad de esos conocimientos para encaminar el desarrollo de la sociedad y garantizar su sostenibilidad.
El docente e investigador universitario, afirma que se requiere de profesionales con una mirada amplia, que identifiquen oportunidades de mejora y de optimización en los diferentes sectores productivos, energéticos, etc. y “que sepan trabajar en equipo y de manera interdisciplinaria en el desarrollo de cualquier tipo de emprendimiento”.