Por: Germán Chávez Contreras, rector de la Universidad Católica San Pablo. Economista y doctor en Ciencias Sociales.
Una de las interrogantes más frecuentes es cómo nos encuentra el bicentenario de la independencia del Perú. Sin caer en la desesperanza, considero que nos encuentra en medio de una crisis multidimensional y con problemas estructurales. Más allá de la crisis política, de la crisis sanitaria acentuada por la pandemia, de la crisis económica que se agrava como consecuencia del confinamiento vivido y de las medidas de emergencia sanitaria; la crisis más compleja, es la crisis moral, la crisis del hombre, que tiene como una de sus graves manifestaciones, la corrupción que ha alcanzado casi todos los niveles de la estructura social.
El centralismo que vivimos desde la declaración de la independencia, la informalidad que se manifiesta en el mercado laboral (70%) y en la actividad productiva; y la mala gestión territorial por las tantas invasiones del territorio nacional, son problemas estructurales que dificultan el crecimiento continuado hacia el desarrollo integral, solidario y sostenible. Otro grave problema es el déficit de infraestructura social y productiva (estimada en US$ 120 mil millones), que resta capacidad para atender las necesidades básicas de las personas y no permiten lograr la productividad que mejoraría los salarios de los trabajadores y la competitividad a nivel internacional.
La actual crisis económica que se manifiesta en la caída del PBI (–11.1%) el 2020, que ha significado la pérdida de 2.9 millones de puestos de trabajo; el incremento del 10% de la deuda pública y de la pobreza y la reducción de la presión tributaria; se retroalimenta con la crisis sanitaria resultado de un sistema de salud que antes de la pandemia ya estaba entre los más precarios de Latinoamérica.
Afortunadamente la pandemia no solo ha impactado en la salud y en la economía, también ha mostrado la grandeza de las comunidades, de la sociedad. Personas y empresas salieron al encuentro del más necesitado, dando la mano al prójimo.
El Perú es un país con mucha riqueza natural y de múltiples posibilidades productivas. Para retomar el crecimiento económico se requiere de la inversión privada y pública. Para lograrlo se debe recuperar la confianza, combatir la corrupción, no sin antes controlar la emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia del coronavirus. Tenemos un país que mantiene sus fortalezas macroeconómicas en buenos niveles y que es considerado de bajo riesgo (173 puntos básicos, cuando América Latina está en 399).
Es sobre la base de la solidaridad que debemos construir la pirámide del desarrollo integral y sostenible de nuestra región y país. La educación juega un rol fundamental por lo que las instituciones de educación superior, tienen el compromiso de brindar una formación profesional y humana acorde con las capacidades que se requieren para la construcción de una sociedad mejor, de una sociedad más humana.
*Artículo publicado en el diario Viral del 19 de marzo de 2021, suplemento Elige Bien.
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